Javier Oliver es el director general de AVAP, la Agència Valenciana d’Avaluació i Prospectiva. Desde que llegó a su cargo en septiembre de 2019 su trabajo y compromiso ha sido el de transformar la organización de la agencia para conseguir la acreditación internacional de la agencia.
“Es un proceso largo, que no ha sido fácil desde el principio”, ha explicado durante esta entrevista. Este proceso está llegando a su fin y, con informes provisionales favorables, se espera que en las próximas semanas AVAP obtenga el deseado y necesario reconocimiento internacional de EQAR, el Registro Europeo de Agencias de Calidad Universitaria.
Javier Oliver ha hablado sobre todos los aspectos interesantes de la agencia que afectan en la calidad de la educación superior y en la mejora de la sociedad.
P: ¿Qué supone conseguir la acreditación europea para AVAP?
R: En España hay una agencia nacional (ANECA) y en muchas comunidades autónomas existe una agencia regional que tiene todas las competencias de la gestión de la calidad en la educación superior. Estas competencias se convierten en plenas al aparecer en el registro de EQAR.
Debido a no tener la acreditación europea, en la AVAP no podemos abordar la verificación de nuevos títulos y sus modificaciones, y la acreditación institucional. En estos momentos estamos dando pasos para desarrollar los protocolos que esperamos poder empezar a aplicar en cuanto nos confirmen nuestra aparición en el registro.
P: El proceso está siendo muy largo, ¿cuándo comenzó?
R: El proceso comenzó hace ya dos años. El primer gran logro fue conseguir que alguien dentro del personal de la agencia se dedicara de forma exclusiva a la internacionalización.
El objetivo final es que la agencia esté inscrita en el registro de agencias acreditadas de EQAR. Para ello, lo primero que hay que demostrar es que AVAP cumple con los ESG (Estándares europeos de garantía de calidad) y, para ello, la forma más clara de abordarlo es acudir a ENQA (Asociación Europea para la Calidad de la Educación Superior). Por ello, la primera fase del proceso fue solicitar a ENQA la supervisión para validar que AVAP en su actividad cotidiana cumple con los estándares europeos. Esta valoración, ENQA principalmente la gestiona a través de un panel de expertos que acredita si se cumple o no con los citados ESG. Hemos concluido de manera satisfactoria el “examen”, ya que este mes de junio pasado nos confirmaron que somos miembros de pleno derecho de ENQA.
Con ese informe final de ENQA, hemos solicitado a EQAR nuestra inclusión en el registro.
P: ¿Qué beneficios adquiere AVAP al conseguir la acreditación europea?
Los beneficios son muchos. La internacionalización de la agencia en sí misma es el primero de ellos. Esto supone colaborar y contribuir al desarrollo de ENQA y la coordinación internacional en el desarrollo de estándares en la supervisión de la educación superior en el mundo.
Además, tendremos plena capacidad para desarrollar cualquiera de las actividades que implica la gestión de la calidad en la educación superior. La supervisión de ENQA se centra en la gestión de títulos, es decir, lo que ocurre con un título a lo largo de su desarrollo, desde la propuesta inicial hasta su revisión a lo largo de los años, con el seguimiento de éste y, finalmente, la acreditación, pero no tiene competencias, al menos hasta ahora, en el resto de tareas de la AVAP, como la investigación, a pesar de que supone un volumen muy grande de su trabajo global.
Durante todo el proceso, ENQA ha revisado los protocolos, el personal implicado, los evaluadores externos; han comprobado que los estudiantes intervienen en todos los procesos y han supervisado la independencia de la agencia del poder político, lo que debe implicar que éste no tiene ningún efecto sobre las cuestiones técnicas que la agencia determina. Se limita a supervisar la gestión anual y avalar el plan de actividades, pero no tiene ninguna influencia en la actividad de los comités técnicos.
P: Al conseguir la acreditación europea, la agencia valenciana podría llevar a cabo la acreditación institucional, que ahora mismo no puede. ¿En qué consiste este proceso?
La acreditación institucional de centros se establece como alternativa al modelo de acreditación de títulos universitarios oficiales. El procedimiento a seguir está regulado en el Real Decreto 640/2021, de 27 de julio, de creación, reconocimiento, autorización y acreditación de universidades y centros universitarios, por lo que la actividad se desarrolla de acuerdo con la legislación española.
Para obtener la acreditación institucional, las universidades deben cumplir los siguientes requisitos: (1) Haber renovado la acreditación inicial de, al menos, la mitad de los títulos oficiales de Grado, Máster y Doctorado que impartan, de acuerdo con el procedimiento general previsto en el Real Decreto 822/2021, de 28 de septiembre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales; y, (2) La implantación de un sistema de garantía interna de calidad, orientado a la mejora continua de la formación ofrecida a los estudiantes debe estar certificada, de acuerdo con lo establecido en el Real Decreto 822/2021, de 28 de septiembre, y de acuerdo con las Normas y Directrices para la Garantía de la Calidad en el Espacio Europeo de Educación Superior (ESG).
Si la universidad incorpora la formación permanente a su sistema interno de calidad, las agencias podríamos acreditar la calidad de la formación permanente de una manera mucho más sencilla siguiendo el mismo procedimiento de la acreditación institucional.
Parece claro que Europa ha apostado por la acreditación institucional como estrategia para la evaluación de la calidad en la educación superior y por eso es prioritario para la AVAP disponer y organizar una estructura que atienda en condiciones este nuevo procedimiento. Ya hemos comenzado a diseñarlo.
P: ¿En qué situación quedaría AVAP si no consigue el registro internacional?
R: Una agencia que no aparezca en EQAR no tendrá capacidad de ejercer como agencia de calidad. Según la nueva normativa española, hay 4 años para estar acreditado internacionalmente. De las 11 agencias españolas, actualmente quedan 3 que no estamos en EQAR. De estas 3 agencias, hemos sido los primeros en dar el paso.
P: Abordemos el trabajo in situ que hace AVAP. ¿Cuáles son las tareas diarias de la Agencia?
R: AVAP dispone de un área de calidad y de un área de gestión económica y de personal. El área de calidad es la que resuelve todas las tareas de supervisión de la educación superior en la Comunitat Valenciana. Somos una comunidad autónoma con universidades muy potentes, públicas y privadas. Para ello, el personal técnico de la agencia coordina la gestión de los diferentes programas, pero las acciones y decisiones técnicas están resueltas a través de comisiones de expertos (externos a la agencia) y de evaluadores individuales que realizan su labor de revisión por pares de manera puntual, y que también son externos a la AVAP. Estos evaluadores externos son expertos e independientes y son quienes supervisan los documentos y emiten los informes.
Desde AVAP nos encargamos de la elaboración de convenios y acuerdos con diferentes entidades locales, regionales, nacionales o internacionales para organizar formalmente algunas de las tareas que realizamos. Globalmente, podemos decir que AVAP trabaja, sobre todo, en la supervisión de todos los títulos universitarios oficiales del sistema valenciano de educación superior, en la acreditación y valoración de méritos de profesorado y en la evaluación de diversos programas de investigación y desarrollo entre los que están la convocatoria anual de programas de investigación que lanza la Consellería d’Innovació, Universitats, Ciència i Societat Digital.
P: Pongamos el foco en las microcredenciales. Están en boca de todos los agentes relacionados con la educación superior: Ministerio de Universidades, las propias universidades, agencias de calidad, estudiantes… ¿Qué son y qué papel tienen en la educación superior?
R: Oficialmente una microcredencial es la prueba de los resultados de aprendizaje que un alumno o una alumna ha adquirido después de cursar un Programa de Corta Duración (PCD). A su vez, un PCD es una tipología de cursos sobre una materia en concreto que se centran en las necesidades específicas de la sociedad y que pueden formar parte de titulaciones mayores.
Hay que avanzar en la estandarización de lo que se entiende por microcredencial: una certificación de una formación pequeña, pero ¿quién está detrás de la certificación? Desde mi punto de vista, aún hace falta un tiempo de reflexión. El mismo concepto de microcredencial no es el mismo según quien lo describa. Aún no están establecidos con claridad los requisitos para acreditar y certificar las microcredenciales.
A nivel ministerial, las últimas normativas estatales les están dando mucha visibilidad. La universidad debe asumir un papel importante en el proceso de formación continua que cualquier persona necesita abordar durante toda su vida. Hay que encontrar la forma de integrar la infinidad de opciones de formación que hay en aspectos de calidad.
P: ¿Qué reflexión hace Javier Oliver de la educación superior y del panorama actual?
R: La Comunitat Valenciana es una comunidad autónoma con universidades muy potentes, tanto las públicas y como las privadas. Si pensamos en la situación de la educación superior en España, podemos afirmar que tenemos una educación superior y unas universidades que generan unos resultados muy por encima de la financiación que reciben comparativamente con lo que ocurre con otros países. Cuando se comenta que las universidades españolas, en general, no aparecen en el TOP de los rankings internacionales, muchas veces nos olvidamos de la financiación que reciben, y ese indicador es relevante para cualquier medición de la calidad.
Estamos muy bien posicionados a nivel de producción científica. Las estrategias políticas han facilitado esto. Entre sus efectos, los sexenios de investigación han servido para mejorar esa producción y están funcionando.
Creo que las universidades españolas realizan una labor fundamental en el desarrollo del país. Pero probablemente, desgraciadamente, en muchos casos no tienen una imagen apropiada en la sociedad. El mundo universitario se entiende muchas veces como un mundo aparte, que no conoce la problemática real de la sociedad. Pero yo creo que, sin duda, la universidad tiene un papel fundamental. Es su responsabilidad ofrecer y desarrollar la formación de los empleados del futuro. Para ello, la universidad debe transformarse, tiene que ajustarse y adaptarse a la nueva realidad, que va cambiando.
Me resulta preocupante una de las conclusiones que se extraen del último estudio “Via Universitària”, realizado por la “Xarxa Vives de Universitats” y publicado en 2022. De este estudio se concluyó que el estudiante no percibe útil acudir al aula en su proceso formativo. Esto es peligroso. Las universidades presenciales deberían reivindicar la utilidad de asistir al aula. Tenemos que reforzar las soft skills y, en general, ese aprendizaje no se puede conseguir en una docencia no presencial. Debemos acercar la realidad del mundo social y empresarial a la universidad, que las asignaturas no sean formaciones estancas. Por supuesto, es nuestra obligación y responsabilidad garantizar que el estudiante esté acompañado y guiado siempre en ese proceso de formación de tal manera que su paso por la universidad sea relevante en su vida. El sistema no premia el esfuerzo. Es importante que el estudiante detecte el bagaje que la educación superior proporciona a su vida. Y que mantenga el contacto con la universidad a lo largo de los años.
Confío en que la aparición en el registro de EQAR refuerce el papel de la AVAP y su influencia en su contribución a la mejora continua y permanente de la educación superior en la Comunitat Valenciana.